ESCUELA DE PADRES EN CASA 2023
Fecha:
31 de mayo de 2023
De acuerdo con el cronograma establecido por la
institución el dia 13 de mayo 2023 teníamos programado la segunda escuela de
padres, debido a la celebración del dia del maestro hemos decidido realizar la
primera escuela de padres en casa, la cual tiene como metodología el
aprendizaje en el calor del hogar, integración familiar, escucha activa de los
miembros del hogar y afianzar el sentimiento de amor fraterno.
Se enviará una actividad la cual deben desarrollar en el
hogar de cada estudiante y enviar la guía resuelta al correo asignado orientaciondescartes@gmail.com
plazo máximo de envió el dia 9 de junio de 2023.
Se enviarán una opción para los grados de primaria y
otra opción para los grados de bachillerato.
Guía para desarrollar
En cada una de
las actividades que se delegan para los grados primarios y bachillerato,
cuentan con una temática y una serie de puntos a desarrollar, es importante que
como padres lo hagan a conciencia y en familia buscando la unión familiar.
1. Deben
hacer un video donde se observe la realización de la actividad en el núcleo
familiar.
2. Deben
hacer un escrito de una hoja donde se haga una reflexión y conclusión de la
actividad y que aspectos positivos aporto a su vida.
·
Actividad de Preescolar –
Primaria
Objetivos
Padres e hijos van a:
– Jugar dinámicas que les ayuden a expresar sus
sentimientos sobre su relación familiar.
– Reconocer lo que aprecian el uno del otro.
– Calificar el nivel de amor que comparten entre ellos.
Desarrollo:
Pide que un miembro de la familia organice a los demás
hijos y padres, se pongan de pie y formen un grupo frente a él,
debe decir “A veces es difícil para los padres decir a
sus hijos que los quieren, y a veces es difícil también para los hijos
decir que aman a sus padres. Sienten que se les hace un nudo en la
garganta, y aunque si los aman puede ser difícil demostrárselos.
Hoy van a tener
la oportunidad de pensar y hablar sobre las cualidades de las personas que
amas.
Voy a leer algunos enunciados que pueden o no referirse a cosas que haz
hecho durante la semana. Si el enunciado es verdad para ti, muévete hacia
la derecha, si no lo es, muévete hacia el otro lado”.
Lee los enunciados de la siguiente lista:
1.
Si le dijiste “te quiero” o “te amo” a tu hijo o padre
2. Si discutiste con tu padre / hijo(a)…
3. Si ayudaste a lavar platos…
4. Si peleaste sobre el turno para entrar al baño…
5. Si hablaste sobre un problema de la escuela con tu padre / hijo(a)…
6. Si pasaste más de cinco minutos hablando a solas con tu padre / hijo(a)…
7. Si le gritaste a tu padre / hijo(a)…
8. Si ayudaste a preparar la comida…
9. Si azotaste la puerta…
10. Si le mentiste a tu padre / hijo(a), aun si fue una mentira “blanca”…
11. Si sentiste que tu padre / hijo(a) estuvo demasiado ocupado como para
pasar tiempo contigo…
12. Si discutiste con tu padre / hijo(a) sobre el uso del teléfono…
13. Si platicaste con tu padre / hijo(a) sobre algún problema…
14. Si lloraste con tu padre / hijo(a)…
15. Si tienes devocionales con tu familia…
16. Si tuviste una discusión acalorada con tu padre / hijo(a) sobre el tipo
de música que escuchas…
Después de que hayas dicho el ultimo enunciado de la
lista, reúne a padres e hijos con sus familiares para formar grupos
pequeños. Después hazles las siguientes preguntas:
·
Que aprendiste sobre como te relacionas con tus padres o hijos?
· Cual es tu parte favorita de tu relación con tu padre / hijo(a)? Explica por
qué.
En
cada equipo escoge a un miembro de la familia y pídele que lea en voz alta
Efesios 6, 1-4. Después pregunta a cada equipo:
· ¿Este pasaje de la escritura describe lo que ocurre en tu casa? Explica por
qué sí o por que no.
·
OPCION BACHILLERATO
Objetivo:
·
Valorar la opción por la NO
VIOLENCIA y el trabajo por la paz, dentro del ambiente familiar.
Dinámica:
«El juego de los cubiertos»
El animador explica el juego a los padres de familia,
dando las características de cada uno de los cubiertos:
El tenedor: pincha, desgarra, molesta. Si se acerca lo
hace hiriendo, deja a los demás resentidos.
La cuchara: empuja,
anima, lo hace suavemente, sin herir, reúne, facilita las cosas, recoge lo
disperso.
El cuchillo: Corta,
separa, divide, la isla, hiere.
Se invita a reflexionar:
¿Qué papel desempeña usted en su familia: tenedor,
cuchara o cuchillo? ¿Qué características de uno o de otro reconoce en usted?
Intente definirse.
PRESENTACIÓN DEL TEMA:
1. Se
entrega a cada participante un cuestionario.
2. Cada
uno responde los interrogantes planteados.
3. Compartir
el trabajo realizado.
4. Elaborar
conclusiones.
CUESTIONARIO
1. ¿Cuál
es la causa más frecuente de las peleas en mi hogar?
2. ¿Con
qué miembro de la familia discuto más y por qué?
3. ¿Cuándo
discute con su pareja, sus hijos están presentes? Si ____ No_____ Algunas veces
_____
4. ¿Cree
que las discusiones con su pareja afectan a sus hijos? ¿Por qué?
5. ¿Qué
imagen cree que tiene su hijo de usted, frente a la solución de un conflicto?
¿Por qué?
6. Comente
un episodio en el que se comportó de forma agresiva. ¿De qué otra forma habría
podido actuar para evitar la violencia?
7. ¿Cómo
podemos manejar nuestros conflictos familiares?
IDEAS PARA COMPLEMENTAR EL TEMA:
«De la cultura de la violencia a la de la paz»: Pbro.
Carlos Vásquez. SJ.
La negociación, en una democracia participativa parece
ser la alternativa más efectiva para que en muchos países podamos construir la
Cultura de la Paz. Los analistas políticos coinciden en que ante la Cultura de
la Violencia, actualmente visible en los diversos aspectos de la sociedad, debe
presentarse una alternativa, valiosa y efectiva que modifique
significativamente su comportamiento.
La No Violencia como teoría y forma de vida, aparece
como uno dé los grandes descubrimientos del siglo XX. Incluso, junto con otros
tan notables como la energía nuclear, la ingeniería genética y el empuje de la
tecnología electrónica. Lo admirable del descubrimiento de la No Violencia
consiste en que le permite al ser humano asumir el control del conflicto, en
cualquiera de sus formas, y asegurar un tratamiento del mismo a la altura de la
capacidad racional.
El estilo de vida que genera la práctica de la No
Violencia forma personas pacíficas, únicas, capaces de construir la paz. Tal es
el testimonio de Mahatma Gandhi y Martín Luther King. A ellos el crédito de
asumir el control de la No Violencia para el servicio de la Cultura de la Paz.
Cuando la humanidad logra el control de los
descubrimientos que marcan el progreso de su evolución, ha dado un gran paso.
Tal sucedió cuando asumió el control de la Ley de gravedad. Entonces pudo
pensar significativamente en los vuelos espaciales, en viajar a la luna y
también a otros planetas.
Manejo del conflicto:
La No Violencia es un manejo adecuado del conflicto,
algo que posiblemente no hemos aprendido. Mejor, no nos han educado para ello.
Hemos aprendido a manejar el conflicto de modo violento en todas sus formas.
Tenemos incluso los instrumentos más sofisticados para responder al conflicto
con la negociación y el diálogo. Este es el nuevo aprendizaje que debemos
realizar.
El conflicto es un tipo de enfrentamiento en que cada
una de las partes trata de ganar. Esto ocurre entre los esposos, entre padres e
hijos, entre educadores y alumnos, entre gremios, entre partidos políticos y
entre países. Dondequiera que haya un tipo de enfrentamiento (social, político,
económico, religioso, cultural etc.) y en el que una de las partes trate de
ganar, estamos en presencia de un conflicto.
Hemos sido educados en general, para el manejo violento
del conflicto. Las actitudes que hemos aprendido para afrontarlo nos lo
demuestran:
La neutralidad: es
sencillamente esquivar el conflicto, pensando y comportándose como quien no
tiene que ver en el asunto. Es el esposo, por ejemplo, que afirma no tener nada
que ver en la educación de los hijos; «eso es cuestión de mujeres». O también
obramos así cuando, ante el fenómeno de los sicarios, pensamos que es un
problema de orden público.
La huida: Evasivas
para afrontar el conflicto, escape físico, pero sobre todo psicológico. Ocurre
cuando desaparecemos de nuestras oficinas para evitar discutir; o en el hogar
para impedir un conflicto con la pareja. Hay personas que para escapar del
problema llegan tarde a casa, salen temprano y finalmente desaparecen los fines
de semana. Así pasan meses, el conflicto continúa y la carga se hace cada vez
más pesada.
La pelea: es
la forma más usual como respondemos al conflicto, aprendimos a pelear desde
niños y a responder agresivamente a cualquier amenaza o abuso que se cometa
contra nosotros. Es la expresión de nuestra arrogancia y, en la mayoría de
veces, del machismo predominante en las relaciones interpersonales. Existen
personas que al enojarse, acompañan su mal momento con insultos, gritos y
golpes. Parece que la única manera de expresar disgusto es a través de palabras
altisonantes y gestos agresivos. Nada extraño, en este contexto, que hoy se
utilicen formas brutales de ofensa como la amenaza de muerte, el boleteo, la
extorsión y el homicidio.
La capitulación: es
la renuncia a expresar nuestros gustos cuando se diferencian de los deseos de
otros. Tanto en el hogar, en la empresa, como en la vida estudiantil se imponen
las cosas, se abusa de la autoridad y la persona decide capitular, es decir
callar y reprimir sus ideas, sus sentimientos y usar una máscara «todo está
bien». Pocos saben que esta conducta es el precio más caro que se paga por la
paz; pero represiones como éstas, finalmente estallan y es cuando en el hogar,
la empresa, la universidad, se dice lo que nunca hubiera deseado decirse. El
arrepentimiento llega demasiado tarde y sólo queda asumir las consecuencias de
lo dicho.
Desafortunadamente hemos sido testigos de estas
reacciones en nosotros o en quienes nos rodean. La resistencia
pasiva: consecuencia de la actitud anterior, reaccionamos muchas veces
con la resistencia pasiva: suele escucharse con atención el programa de nuevas
políticas y estrategias; nadie opina ante quienes las promulgan. Pero pocas
personas las aplican, popularmente se expresa como la «huelga de brazos
caídos». Pero en el fondo, como en las actitudes anteriores, lo que realmente
existe es una agresividad reprimida que se convierte en resistencia pasiva.
Chisme, ironía y sarcasmo: formas
equivalentes a la pelea y que utilizamos con gran habilidad, para desquitarnos
de aquellos que nos confrontan o a quienes no podemos vencer. Son armas
cobardes que hacen daño a nuestra personalidad.
Existen culturas en que la ironía se convierte en medio
de expresión, aceptada como estilo de manifestación en el campo político,
familiar o personal. Con actitudes como éstas afrontamos el conflicto, incluso
sin damos cuenta, las hemos aprendido, casi por osmosis.
El conflicto acompaña siempre la vida, lo obvio es
manejarlo desde niños, adecuadamente, a la altura de nuestro ser racional. Pero
concebimos la paz y la felicidad como ausencia de conflicto. En realidad la paz
y la felicidad se alcanzan cuando se es capaz de manejar el conflicto. La paz
no es ausencia de conflicto; es ausencia de injusticia. Se puede vivir feliz y
en paz aun en medio del conflicto.
Menú del violento:
La violencia es el uso oculto o directo de la fuerza
como medio para resolver un conflicto. Técnicamente hablando, la violencia no
es una fuerza, sino el abuso de la fuerza. Igual el libertinaje no es el uso de
la libertad, sino el abuso de ella.
Consideramos la violencia como única fuerza capaz de
oponerse a «la violencia del otro. Principio tan profundo, que pensar de otra
manera indicaría vivir en un mundo extraño. De hecho, la única fuerza capaz de
oponerse a la violencia es la fuerza de la justicia; a la mentira es la verdad;
al odio es el amor. Vamos en contravía, es decir nos hemos educado al revés.
Por otra parte, alimentamos la violencia con nuestra
debilidad, cobardía y silencio. No nos atrevemos a hablar o actuar y con ello
mantenemos la violencia. El país está saciado de nuestra cobardía. Si bien es
cierto que la prudencia tiene que orientar las palabras y acciones, no es menos
cierto, que la firmeza, la audacia y la verdad tienen que acompañar nuestra
vida ordinaria. Nos hemos acostumbrado a toda clase de racionamientos con los
que solemos justificar la cobardía y el silencio. Decimos: «Si hablamos, nos
matan, nos echan del trabajo…» Razones por demás, consecuentes.
El país no necesita muertos, necesita personas capaces
de ofrecer alternativas y acciones constructivas para el futuro. Pero también
es cierto, que cuando cada uno de nosotros interioriza la verdad, entonces
somos capaces de hablar y actuar contra la violencia y contra la injusticia
aunque nos maten. Gandhi decía severamente: «No puedo predicar la No Violencia
a los que no saben morir».
Nadie puede obligar a otro a ser mártir de la verdad o
de la justicia. En la medida en que la verdad y el amor estén en nosotros,
estamos dispuestos a dar la vida por ellos.
El No violento dice NO a las formas de violencia: dice
NO a la brutalidad, que es predominio de las fuerzas inferiores del ser humano
(amenaza, chantaje, secuestro, boleteo, homicidios desapariciones, etc.); dice
NO al abuso o a toda violación directa de un derecho humano. La persona no
violenta dice NO a la mentira, en una sociedad que se ha institucionalizado aun
en las hojas de vida, en que se ocultan apariencias de velada cortesía. Dice NO
a la astucia. El astuto es el aprovechado, el que abusa de la buena fe del
otro, el que «mete goles», el que pasa por encima de los demás, de los derechos
más elementales, de las normas de convivencia humana y se enorgullece de esto.
Todas las consideraciones anteriores nos llevan a
comprender hasta qué punto estamos viviendo la cultura de la violencia y nos
hemos formado de tal manera que es difícil llegar a ser constructores de la
cultura de la paz. La No Violencia nos plantea los dos principios sobre los
cuales la negociación y el diálogo adquieren todo su sentido: La fuerza de la
verdad y el poder del amor.
La fuerza de la verdad:
Parecería que hoy no creemos en la fuerza de la verdad,
sino en la mentira. Realmente es una tragedia. Estamos enseñados a ver campear
la mentira en todas las áreas. La verdad, sin embargo, es la fuerza de la conciencia
de cada uno. Fuerza que consiste sencillamente en que la verdad nos vence, es
necesario rendirse ante ella. Verbalmente podemos negar la verdad que nos
dicen, pero jamás en nuestro interior. Cuando finalmente nos enfrentamos a
nosotros mismos reconocemos esa verdad y se hace imposible negarla.
Si al dialogar estamos convencidos de esto, nuestras
palabras llevarán una fuerza especial, la de la verdad; estaremos abiertos al
pensamiento y a la propuesta de otro, lo que definitivamente vale la pena es la
verdad; no nuestra opinión cuando carece de ella.
Todos tomamos parte en la verdad, es lo que hace posible
el diálogo. Si creo que soy el único que la poseo, ¿para qué dialogar? Negociar
supone aceptar que el otro también tome parte de la verdad. Lo contrario es
dictadura.
Hemos experimentado la fuerza que nos da poseer esa
parte de la verdad, entonces comprendemos que no somos violentos. En verdad,
«sólo los fuertes pueden permitirse el lujo de no ser violentos». Un adagio
castellano dice, con razón que: «cuando se acaban las razones se acude a los
insultos y después a los puños». Situación que seguramente todos hemos vivido o
presenciado.
La fuerza de la verdad no necesita defenderse, ni por la
mayoría de votos, ni por las armas. Esta es la razón de fondo para indicar
lógicamente hablando que no hay guerra justa, porque el que para defender su
verdad emplea un fusil, acepta de antemano el triunfo de la fuerza, dejando de
lado el tiempo de la verdad.
No es fácil asumir lo anterior. Supone que dediquemos
tiempo para la reflexión. El diario vivir mostrará la validez de estos
principios.
Es importante advertir que la No Violencia aprueba el
llamado estado de derecho. Lo contrario sería lanzarse a la anarquía. La
obligatoriedad del derecho es una exigencia de la ética civil. Sin el Derecho y
sin su cumplimiento sólo los fuertes tendrían derechos.
El poder del amor:
Con la verdad, el amor es la única fuerza capaz de
cambiar, de modo significativo y duradero el comportamiento humano. El amor
posee fuerza increíble. Si es así, ¿por qué entonces educamos a los hijos bajo
amenazas? ¿Por qué en el país se intimida sistemáticamente en muchas empresas y
negocios? Las naciones del este de Europa nos han enseñado que nadie cambia a
la fuerza. Pasada la amenaza, todos volvemos al lugar donde estábamos.
Dentro de este contexto, la persona no violenta sabe que
todo mal e injusticia empieza por un error. Comprender este principio es
importante, para el país. ¿Quién es el injusto o el enemigo?: un hombre o una
mujer que se equivocan. En realidad, el mal que hemos hecho, si lo vemos
cuidadosamente, ha sido fruto de un error, incluso cuando obramos de mala fe.
Actuar de mala fe es un error, es estar equivocado.
Cometer un delito demanda una adecuada sanción, para salvaguardar el estado de
derecho antes indicado. Pero si todo mal e injusticia empiezan por un error, se
puede indultar a quien comete el delito y nadie odiará a esa persona.
Obviamente el indulto no es un perdón moral. Pero sería inoportuno odiar a otra
persona por estar equivocada. Frecuentemente se observan incoherencias por no
comprender estos principios a tiempo.
Una consecuencia obvia de lo anterior es que nuestro
primer deber ante quien está equivocado, deberá ser sacarlo de su error.
Es necesario derribar las razones y justificaciones del
enemigo o del oponente y enfrentarla a la verdad. Quien tiene esto claro en su
interior no teme sentarse a negociar con un delincuente o con la ley. Sabe que
es importante buscar entre todos la verdad y que, a nivel humano, se alcanza
por ensayo y error a través del consenso de las personas involucradas. Es muy
pobre, por no decir miserable, una verdad que no soporta una discusión en una
mesa de negociaciones.
El No violento sabe perfectamente que el compromiso con
la verdad y con el amor supone fatigas y reflexiones; supone pensar y producir
razones objetivas y válidas que puedan convencer y tocar la conciencia del
otro, de modo que cambie en sus aspectos negativos. Con la aplicación estricta
de la ley, por buena que sea, se logra evitar el mal, pero no eliminarlo.
Mientras no se toque la conciencia, no se eliminará el mal. El No violento está
convencido de ello.
En este contexto, el amor y la verdad no buscan la
humillación, la derrota o el desquite del enemigo o del oponente.
Buscan un cambio interior, una conversión, buscan el
crecimiento personal. Es necesario una acción no violenta y eficaz; el ayuno,
la huelga general, las demostraciones, las manifestaciones, la toma pacífica,
el boicot, etc. El No violento no temerá hacerlo, siempre que toque la
conciencia del otro y presione el cambio necesario.
Supone de parte del no violento una gran transparencia
interior, un ser que camine por la verdad, por el amor y se comprometa consigo
mismo. La No Violencia es un estilo de vida, más que un método de acción
directa. Trabaja en la persona, la única capaz de construir la cultura de la
paz. Se trata de llegar a la conciencia del oponente, del injusto, del agresor…
con nuestra capacidad de amor, nuestra capacidad de sufrimiento y con la verdad.
Los soldados ingleses, en la India, durante la lucha de
la independencia, preparados para subyugar a los rebeldes amotinados, se
encontraron con seres inermes que aguardaban inmóviles y en silencio el ser
golpeados y llevados a la cárcel. El silencio inmenso que reinaba, ante la
brutalidad del represor, tenía algo de espantoso y macabro.
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